Patatera

La patatera es un embutido típico de Cáceres y del resto de Extremadura, compuesto de papada de cerdo ibérico y patata cocida condimentado con sal y Pimentón de la Vera, ajo y especias y que se cura en secadero. También se la conoce con el nombre de “chorizo patatero”.

Como muchos otros, la patatera es un embutido nacido en tiempos de escasez, cuando la falta de carne se suplía con patata para aumentar la cantidad de matanza. La utilización de la patata y la calabaza, en el caso de la patatera de calabaza, suaviza agradablemente su sabor y convierte a este embutido en “untable”, lo que lo hace tan peculiar.

Es una mezcla de cerdo ibérico y patatas en puré. Los ingredientes necesarios son 50% de patata, 40% de grasa de cerdo ibérico, 10% de magro, sal, ajo y Pimentón de La Vera. Para su elaboración se cuece la patata, se pica y embute con el resto de ingredientes.

Su apariencia exterior debido al contenido de pimentón es muy similar al chorizo aunque, a diferencia de éste, la textura interior de la patatera permite que pueda consumirse en rodajas o untado en pan tostado con un chorrito de miel por encima, bien como aperitivo o entrante. Se presenta como embutido en forma de herradura o en ristra.

A lo largo de la geografía provincial, la patatera está presente en numerosas fiestas donde las distintas partidas o el propio consistorio invita a patateras, como ocurre en el Día de los Caballos de Ceclavín.

En Malpartida de Cáceres, la patatera adquiere pleno protagonismo en el día más señalado de sus Carnavales. Es la denominada Fiesta de la pedida de la patatera, una jornada festiva que viene desarrollándose desde el siglo XIX. 

Al ser un embutido “humilde” se popularizó en la tradición de los quintos (jóvenes que marchaban al servicio militar) de pedir por las calles el Martes de Carnaval algo para comer y celebrar así la llegada de la inminente Cuaresma.

Los vecinos, al ser el producto de la matanza más económico, es el que regalaban a los jóvenes. De ahí viene la tradición y fiesta de “La Pedida de la Patatera”. Una tradición que se recuperó en 1986 y que, cada año, atrae a más lugareños y turistas que se reúnen en la Plaza Mayor y calles adyacentes.

El valor de esta fiesta radica en la originalidad de celebrar un Carnaval de día, en cómo la fiesta ha evolucionado y sobre todo, en que es una fiesta intergeneracional, donde conviven abuelos, padres, hijos y nietos.